Nunca me he sentido con la capacidad de juzgar a nadie por sus decisiones ni por sus actos. No creo que a día de hoy exista nadie en el planeta cualificado para hacerlo.
Cuando leo la prensa o veo programas de televisión en los que se habla sobre la Gestación subrogada, tengo la sensación de que acaba llevándonos a un debate moral y ético en el que, igualmente, no me siento capaz de adentrarme en exceso. ¿Por qué? Pues tan sencillo como pensar que lo que para mí pueda ser moralmente aceptable, para otro no…
La vida me ha llevado por muchos caminos y he aprendido que es imposible entender todas las cosas que suceden a nuestro alrededor, la clave está en el respeto. El respeto a uno mismo, el respeto al vecino de al lado, el respeto a lo que los demás crean.
Respeto profundamente a las personas que opinan que la regularización de la gestación subrogada es un error, pero me gustaría decirles que a veces con sólo una pizca de empatía se puede comprender a los demás.
He visto de cerca el proceso maravilloso en el que una de mis amigas se convertía en tía por gestación subrogada. Los miedos, las preocupaciones, pero sobre todo el amor. Y es que, para mí, la clave de todo esto es el amor. Personas que desbordan amor y quieren compartirlo con sus hijos, con sus parejas, con sus amigos, ¿de verdad eso es tan terrible?
No sé si el debate, en algunos casos, es porque tenemos la falsa creencia de que la mayoría de personas que recurren a la gestación subrogada son homosexuales, lo que me lleva a pensar que aún vivimos en un país que necesita evolucionar un poco más contra los prejuicios sexuales, o realmente es que no somos el país moderno, tolerante y avanzado que pensábamos que éramos.
Ciudadanos apuesta por una regulación, legislar sobre una realidad social cada vez más frecuente, pero PP y PSOE siguen mostrándose excesivamente conservadores con respecto a ello. No ceo que mirar hacia otro lado sea la solución y menos en un país con una tasa de natalidad tan baja que ya hay más defunciones que nacimientos.
Abramos un debate a nivel nacional, escuchemos lo que los ciudadanos tienen que decir. No podemos esconderlo en un cajón hasta que los partidos conservadores decidan dar un paso más, o hasta que interese de forma partidista.
La Ley 14/2006 de 26 de mayo sobre técnicas de reproducción humana asistida (LTRHA) reconoce en su artículo 10 la gestación subrogada, pero queda excluida, por tanto, no está regulada. Si se recoge en dicha ley una realidad como lo es la gestación subrogada, ¿a qué esperamos para legislar?
Nuestra realidad social nos ha llevado a decidir ser padres o madres más tarde, hemos vivido una etapa dura en la que conseguir un trabajo era como encontrar un trébol de cuatro hojas. Hay personas que han pasado enfermedades duras, a edades muy tempranas; otras sencillamente su cuerpo no les permite albergar más vida que la suya. Son ciudadanos que tienen que hipotecarse para poder cumplir su sueño, arriesgarse a marcharse a otro país que no conocen para poder traer al mundo a sus hijos. Porque no lo olvidemos, son sus hijos.
Somos una generación fuerte, con formación y con pensamiento crítico, por ello abogo porque seamos nosotros, los jóvenes, los que definamos quienes queremos ser en el futuro y qué tipo de sociedad queremos tener.
¿Queremos ser personas con abertura de miras, tolerantes y que vivan la realidad que les rodea, o ciudadanos anclados en el pasado?
María Alda.