…Y digo pasión de la buena. La que nos dispara la adrenalina y nos hace vivir, nuestro día a día, con mayor perspectiva, ilusión y entusiasmo. Nos compromete. Nos da sentido a todo y a la vez a nada. Nos trastorna. Nos eriza la piel. Nos vuelve cuerdos. Nos recuerda que los días del calendario pueden pasar de otra manera. Escasa, a veces entre las miradas, y necesaria al tratarse de un combustible que nos permite dar sentido a nuestra vida. A veces la paseamos bajo mínimos o directamente la dejamos castigada en casa. Es más, si nos paramos a pensar qué acciones hacemos por rutina, cuántas veces repetimos las mismas contestaciones o nos escudamos en el clásico tono dubitativo para poner punto y final a una conversación la respuesta puede ser desoladora.
Y eso, en Ciudadanos no nos lo podemos permitir. Un proyecto que ha nacido de la valentía, de romper esquemas o del talento. Y de eso, los Jóvenes de Ciudadanos van sobrados. Así lo hemos podido comprobar de primera mano en esta cita andaluza. Decenas y decenas de estudiantes, trabajadores y emprendedores han tenido agallas para todo. Han demostrado ser la mejor versión de si mismos. Han desatado carcajadas porque se han atrevido a despertar emociones. Sin tapujos, sin complejos, sin timidez. Rebosando profesionalidad y grandes dosis de espontaneidad. Han representado lo que, cada día, ya están defendiendo cargos electos en las instituciones con política útil. Han jugado a ser algo que les gustaría ser y les ha quedado bordado ese papel de actor protagonista.
Un Campus de Jóvenes Cs en Málaga que ha sido mucho más que tres días divididos en ponencias, debate, pausa café, o mesas de trabajo. Ellos han servido para recordar que el motor que mueve todo es la ilusión. Esa ilusión (tan teórica en cualquier discurso) y que cuesta aflorarla por tapujos o inseguridad. Nos han enseñado ese arte de soñar y despertar inquietudes. Nos han recordado que no quieren que se lo den masticado. Que quieren hacerlo ellos mismos pero que nadie les quite la opción de poder intentarlo. Que aún faltan muchas tablas, en algunas competencias, y caminan para lograrlo. Y estoy convencida que lo conseguirán. Cada uno en su especialidad porque tienen las habilidades y cualidades para defenderlo. Saben que eso del talento ha venido para quedarse con ellos porque el miedo (ese asqueroso miedo) no lo añaden en su repertorio lingüístico. Saben con claridad lo que son y qué desean en última instancia para ellos.
¿Sabéis que? Me sumo a exprimir la pasión y a recordarle a cualquier mirada (conocida o extraña) que tiene una gran habilidad. Me sumo a lucir y no tapar. A impulsar y no a frenar. A tender manos y no dejarlas metidas en los bolsillos. A saltar y abrir los ojos para no perderme detalle. A piropear y no caer en la crítica fácil y cómoda. A conquistar sin enumerar defectos. Segundo a segundo. Gota a gota. Porque los que anhelamos un nuevo concepto de país no podemos ser incongruentes y pasar de puntillas por las emociones. Si queremos ser diferentes tenemos que hacer algo que el resto de formaciones que anudan corbata y transportan maletín no han hecho antes. Y posiblemente estemos muy próximos a nuestra meta si caminamos por esta senda emocional. No nos conformemos. No dejemos lo mejor de nosotros para el fin de semana o para momentos especiales. Seamos vehementes. Seamos inconformistas. Que ese brillo especial de los ojos nos delate y grite: bendito talento; bendita pasión…
Gema del Rey