Tal día como hoy, hace 34 años, se constituían las primeras Cortes de Castilla-La Mancha. Este ‘invento’ de la Constitución del 78 por el que toledanos, albaceteños, ciudadrealeños, guadalajareños y conquenses decidimos unir nuestros destinos, ha cambiado mucho en estas tres décadas. Es cierto que esa España rural de los años 80 no es nuestro campo de ahora. Que nada tienen que ver aquél Albacete o aquel Toledo… Pero, sin embargo, hay problemas a los que no hemos sabido dar respuesta; el éxodo desde los pueblos hacia las ciudades de entonces ha devenido en sangría en pleno siglo XXI por la falta de oportunidades. Como tampoco a la carencia crónica de agua que seca muchas de nuestras opciones de progreso.
Castilla-La Mancha tiene la situación, tiene los recursos, tiene el talento…Y aun así vemos cómo otras comunidades han acelerado hasta alcanzar los primeros puestos en crecimiento y bienestar, mientras que nosotros hemos avanzado, sí, pero permaneciendo en el vagón de cola, como si estuviésemos condenados a ocupar ese lugar.
Quizá haya llegado el momento de cambiar de estrategia, de pasar de dejarnos llevar por la inercia que nos empuja hacia delante en tiempos de bonanza y que nos golpea en ciclos de crisis. Quizá haya llegado el tiempo de adoptar políticas que nos permitan aprovechar la marea y construir un mejor bote con el que hacer frente al temporal. Y algo así se construye más de pequeñas soluciones concretas que de grandes anuncios vacíos. Colaborando con el otro aunque no sea “de los tuyos”. Perdiendo de vista, aunque sea por un rato, el propio ombligo. Todas estas cosas que a cualquier adepto a la cosa política le han hecho sonreír con incredulidad, son algo bastante más sencillo cuando se tienen claras las prioridades.
Está comprobado que retorcerle el brazo al de enfrente tiene como única consecuencia segura que ambos quedarán inmovilizados. Si esta parálisis además afecta al día a día de más de dos millones de personas el juego ya no parece divertido.
En este Día de la Región, en pleno ecuador de legislatura, la que escribe estas líneas quiere aprovechar para dar un tironcillo de orejas a quienes representan hoy a los castellanomanchegos en las Cortes, y así no olviden que a ellos se deben.
Orlena De Miguel